domingo, 20 de mayo de 2012

Capitulo 20: Nochebuena

24 de Diciembre del 2009
Hoy íbamos a cenar a la casa de los Bennet. Allí estarán Susan, su marido y… Adam.
No tenía ganas de ver a Adam y oír sus absurdos comentarios, se pasaba todo el rato llamándome tonta o torpe. Cuanto lo odio.
Ahora estoy en mi habitación, preparándome para la cena. Llevaba el vestido azul oscuro que Jack me había regalado por mi cumpleaños. Como yo no suelo tener muchos vestidos, me vino de maravilla, además es precioso. Es un simple vestido de tirantes con un poco de escote que me llega hasta las rodillas. Me puse unos zapatos de tacones (cuanto los odio) también azules. En este momento estoy intentado rizar este pelo tan liso que tengo. No soy muy mañosa a la hora de arreglarse pero se hace lo que se puede.
-¿Qué tal vas cariño?-Pregunto mi madre, nada más entrar por la puerta de mi habitación.
Ella estaba preciosa, bueno ella es preciosa. Siempre he querido tener la milésima parte de su belleza, ella y mis tías son guapísimas. Con su pelo castaño rojizo, ojos claros, alta y buen físico. En cambio yo soy todo lo contrario; baja, ojos oscuros (a veces parece que los tengo negros) cabello castaño y físico atlético pero nada sexy. Y a mi padre tampoco me parezco mucho él es alto, de cabello negro, ojos castaños y físico normal. A veces pienso que soy adoptada.
Mi madre llevaba un vestido largo de color granate con escote en pico, también era de tirantes, esos que se atan por el cuello.
-Bueno… no me vendría mal tu ayuda.
-Vamos a ponerte guapísima- Y empezó a rizarme algunos mechones de pelo.
- Mama, explícame otra vez el porqué de ir a la casa de Susan- Dije un poco desesperada.
- Hija, ya te lo he dicho. Los hermanos de Ian (padre de Adam y esposo de Susan) les han dejado tirados a última hora y no iban a tirar tanta comida, así que ella nos ha invitado.
- No me guata que sea tan cordial.
-Hija, a ti te cae genial Susan.
-Ya, pero Adam no.
-Ese es el problema. Pues a mí me parece un chico estupendo.
-Porque no le conoces como yo.
- Estamos en nochebuena, un día de felicidad. ¿Me prometes que te portaras bien?
-Claro, yo siempre demuestro la buena educación que me enseñasteis, pero es él el que se tiene que portar bien.
Ya había terminado con mi pelo, me hizo un recogido y rizo algunos mechones.
-Te queda genial, el pelo rizado te queda fabuloso.
-Si pero es complicado que se mantenga.
-Tienes un pelo rebelde. Ahora te maquillare un poco y terminamos.
Me deje maquillar, después de varios minutos ya había acabado.
-Perfecta, Vamos que tu padre y Stan nos esperan.
Bajamos a la planta inferior, y allí estaban, los dos trajeados de lo más elegante.
-Aquí bajan mis dos mujeres favoritas- Dijo mi padre nada más vernos.
- Ya era hora-Dijo Stan.
- Tenía que poner guapa a Cassidy - se exculpo mi madre.
- Como ya estáis, nos vamos o sino llegaremos tarde- Dijo mi padre.
Cogimos todos nuestros abrigos, guantes, bufandas, bolsos y bolsas y salimos de nuestra querida casita de madera. En el exterior, mi madre dijo:
-Vamos a aparecernos en la casa de los Bennet, así que Cassidy tú coge a Stan y síguenos.
Asentí, mientras Stan soltaba un bufido, odiaba aparecerse y siempre vomitaba después de aparecerse en cualquier lugar. Entonces le cogí de la mano a Stan y seguí a mis padres a través de la aparición. En dos segundos estábamos en la gigantesca casa de los Bennet. Y como era de extrañar Stan nada más llegar vómito, y vomito en el arbusto que tenían los Benent en la entrada.
-Lo siento. No pude evitarlo.-Dijo el pobrecito.
- Buena entrada!-Me burle yo. Stan me dio un leve golpe en el codo para que me callara, pero eso hizo que me riera aún más de lo que me estaba riendo.
-Vamos a llamar. Si quieres les pedimos algo para tu estómago-Dijo mi madre.
-No hace falta, Daian. Solo es vómito y ya. No me duele el estómago.
-De acuerdo, pero si te sientes mal, avisa.
-No te preocupes-Dijo, pero yo sabía que le encantaba que se preocupara. Después del accidente de coche, mis padres asumieron el rol de padres de Stan. Cosa que el sigue agradeciendo.
Ya en la puerta, mi padre llamo con los nudillos. Unos segundos después la puerta se abrió y entramos a la Casa. La casa era enorme, solo la entrada era la mitad de mi casa. Allí vimos a un pequeño elfo que nos abrió la puerta.
-Señora Bennet, los invitados ya han llegado- Dijo- Por favor permítanme que recoja sus pertenencias- Y con un chasquido desaparecieron y se colgaron en el colgador.
- Gua… ¿Cómo has hecho eso, enanito?-Dijo Stan alucinando, nunca había visto tanta magia, cuando estamos con el no hacemos magia para no perturbarle.
- Es un elfo, que seguro que tiene nombre-Salte yo en su defensa, era miembro del P.E.E.D.D.O.
-Si señorita, me llamo Tobby.
-Encantada de conocerte, me llamo Cassidy-Dije mientras le estrechaba la mano.
- El placer es mío señorita Cassidy-Dijo con su diminuta boca.
-Llámame Cassidy a secas-Dije
-Lo intentare-Dijo
- Ya habéis llegado-Dijo Susan que había llegado a la entrada, vestia un vestido negro con un gran escote, ella también es preciosa. Detrás de ella había un hombre, seguramente su marido. Lo mire, era una réplica exacta de Adam, igual de guapos. Pero el padre tiene más sofisticación. Verle era igual que estar en futuro, era ver a Adam de mayor. Creo que me estoy quedando mucho tiempo mirándolo… que luego Susan se pone celosa.
-¡Bienvenidos!- Dijo ella, mientras abrazaba a mi madre- Es una maravilla teneros aquí- Dio dos besos a mi padre- Nos lo pasaremos genial- Me abrazo a mí. Luego se acercó a Stan, le viro de arriba abajo- Que grande y guapo estas, muchacho.
- Gracias, tu también estas guapísima- Le cogió la mano y se la beso- Tu marido tiene una suerte al tenerte como mujer.
- ¡Pelota!- Exclame.
- Bueno… os presento a mi marido Ian, Daian y Anthony ya le conocen- Dijo Susan, haciendo una señal a su marido para que se acercara.
Él se acercó, saludo primero a mis padres, luego dio un gran apretón de manos a Stan y me saludo a mí de la mima forma que Stan a Susan. Cuando me dio el beso en la mano, no pude no acordarme de Adam. Además había heredado sus ojos verdes…
-Falta Adam… ¡Adam!-Chillo Susan.
Se pudo oír su réplica desde la planta superior de la casa. Al momento apareció por las escaleras, estaba poniéndose bien la corbata, estaba lindísimo bueno siempre lo está. El todavía no se había percatado de nuestra llegada. Por la mitad de las escaleras, por fin había terminado de colocarse la corbata y miro al frente, encontrándose con nosotros. Puede notar como su mirada recorría a todos nosotros, pero se detuvo en una persona… en mí. Nuestras miradas volvieron a conectar, como siempre, pero lo que más raro fue que cuando nos estábamos mirando él se tropezó con el último escalón. Era la primera vez que le veía tropezar, es tan perfecto que nunca lo hace, por eso me sorprende. ¿Estaba tan guapa que hacía que él se tropezara? No, no lo creo… un día malo lo tenía cualquiera.
-Hijo por fin llegas-Dijo Susan cuando Adam ya estaba a su lado y sin dar importancia a su tropezón.
-Lo siento, me demore-Dijo el mirando a su madre, con cara de cordero degollado (que mono…)
- No pasa nada. Te presento a Daian, que ya la conoces- Adam se acercó a mi madre y le dio dos besos- Al señor Calaway-Le dio un apretón de manos- A Cassidy, que ya sabes quién es.
-Para no conocerla-Dijo el desafiante.
Yo me trague mis palabras, prometí a mi madre que me portaría bien. Él se acercó me cogió la mano y le dio un ligero y suave beso. Yo como siempre, me quede congelada con el roce de su piel contra la mía.
-Y este es Stan.
Adam se alejó de mí y fue hacia Stan. Se quedó enfrente suyo, se quedaron segundos mirándose fijamente, sus miradas era fulminadoras. El ambiente se empezó a cargar, y ellos seguían mirándose, cuando se dieron la mano, fue como si dos trenes chocaran a la vez. El apretón duraba mucho y cada vez era más fuerte, se notaba que sus puños estaban haciendo fuerza, seguían mirándose con esa mirada, parecía que se estaban examinándose…
De repente soltaron las manos. Dijeron encantado de conocerte a la vez y el ambiente se relajó. Fue la cosa más extrañísima que he visto en mi vida, y los padres no se han dado cuenta o no quieren meterse. Yo no dije nada, igual eran imaginaciones mías. No sé qué acaba de pasar, seguro que son cosas de hombres… orgullo masculino.
-La cena ya está lista-dijo el pequeño Tobby, que todavía estaba allí.
-Espera…-Dijo Stan- Oye Tobby, ¿tienes alguna manguera o algo para limpiar mi vomito de vuestro arbusto?
Los Bennet se quedaron mirando fijamente a Stan.
-Lo siento, odio eso de aparecerse-Dijo él.
-No pasa nada señor- Dijo el elfo y chasqueo los dedos- Ya está solucionado.
-Gracias-dijo Stan un poco avergonzado, cuando se avergüenza es tan tierno.
-Es mala suerte que te marees apareciendote-Dijo Adam, sin mirarle a la cara.
-¿Porque?-Pregunto- Prefiero ir en coche, solo me aparezco cuando es necesario o cuando Cassisy me lleva porque no quiere moverse, es una vaga- En esto última me lanzo esa mirada de complicidad que tienen los hermanos.
- ¿No has aprendido a aparecerte? Que mago hace eso hoy en día-Dijo Adam sorprendido y sin mirarle a la cara.
-Pues no sé, porque yo soy normal-Dijo él. El siempre consideraba a los muggles como gente normal y que nosotros los magos como los "espacialitos".
Adam estaba más sorprendido.
-Adam, cariño, Stan es muggle-Dijo Susan
-Un respeto, que yo no os llamo "brujitos"- Dijo Stan, como odiaba la palabra muggle.
-Pues a mí me llamas brujita-Le recordé yo.
Stan no dijo nada, pero Adam si:
-No, tiene que ser un squib.
-¿Un qué?-Pregunto Stan-¿Tenéis mas motes?
- Adam, Stan no es mi hijo biológico-Dijo mi madre.
-Pero… Cassidy le llamo hermano.
- Si, porque le considero como un hermano.
- Ah, vale…-Dijo, no sé si estaba confuso, enfadado o aliviado. No pude descifrar su cara.
- Con esto solucionado, podemos cenar ya-Dijo Ian Bennet.
Todos asentimos y nos dirigimos al comedor. En el comedor, nos sentamos. El señor Bennet presidia la mesa, a su derecha estaba su mujer y a la izquierda mi padre. Al lado de mi padre está mi madre, luego estaba yo y a mi lado Stan. En la otra parte, al lado de Susan estaba Adam, que a su vez estaba enfrente de mí. En unos pocos instantes la comida apareció por arte de magia, cosa que volvió a sorprender a Stan. Si viviera en el colegio todos los días se asustaría que la comida apareciese de esa forma.
Estábamos cenando tranquilamente, los padres hablaban de trabajo, mientras que Stan, Adam y yo estábamos callados. De vez en cuando Stan intervenía en algún momento.
Al ver nuestro silencio, Susan decidió sacar otro tema de conversación:
-Cassidy, Cuéntame ¿qué tal en el colegio?- Esto ya me la había preguntado días atrás, pero bueno, algo es algo.
-Como ya te comente, estoy bien. No estoy atrasada en ninguna materia y tengo algunos amigos.
-Así que el estudio en casa sirve como otro medio de enseñanza, es que solo oigo malas cosas sobre eso-Dijo el señor Bennet.
-¡Tonterías! Cassidy está cualificada para cualquier asignatura-Dijo mi padre, más orgulloso de su trabajo de profesor que de mí.
- Hubiera estado bien dejar a Adam con nosotros-Dijo Susan
-No, por favor. No quiero ser un bicho raro-Dijo Adam asqueado.
-No soy ningún bicho raro-dije un poco enfadada.
-Um… al principio no sabías tratar con la gente, bueno… ahora tampoco-dijo.
- Con tratar a la gente dices decirles la verdad y decir lo que pienso.
-Y tu mal carácter también cuenta.
-Yo no tengo mal carácter. Si me enfadan contesto y si me hacen pensar una cosa, que luego no es también contesto- Esto último era por él y por su jueguecito quiero-no quiero.
-El caso es que no pillas las indirectas-Dijo.
-Porque me las plantean mal.
-Puede ser…-No negó la verdad- Pero deberías, por tu bien.
- Ahora me vas a decir lo que me conviene, tú. Que solo te preocupas cuando te interesa.
-No soy ningún interesado.
-Lo eres.
Nos miramos con más furia que nunca. En ese momento me acorde que no estábamos solos. Todos de la mesa nos estaban mirando atónitos.
-Sois peor que los niños pequeños-Exclamo Stan.
Entones Susan saco otro tema de conversación para olvidar nuestra pequeña discusión, que solo entendíamos nosotros dos. Así estuvimos toda la cena, hablando de vez en cuando pero siempre sin dirigirnos la palabra, solo nos dedicábamos alguna que otra miradita.
Finalizada la cena, fuimos a la sala de estar para comer algunos dulces de navidad y beber la típica bebida navideña con su toque de alcohol. Me estaba aburriendo bastante.
-Tengo ganas de ir baño, ¿dónde está?- Dije, me estaba aburriendo tanto que ir al baño era la única diversión que había.
-Arriba a la derecha-Dijo el señor Bennet.
Entonces subí las escaleras, ya en el primer piso torcí a la derecha. Pero había tres puertas, no sabía cuál era, así que en vez de volver decidí arriesgar y entrar en la puerta que tenía más cerca. Abrí la puerta, y no tenía pinta de ser el baño, era una habitación. Mi curiosidad hizo que entrara. Dentro de la habitación, empecé a investigar de quien era, solo tenía dos opciones, asimismo sería fácil adivinar de quien es.
La habitación era muy espaciosa, la cama estaba en el fondo del cuarto y al lado de la cama había una gran mesilla de noche. Me dirigí allí para ver las pertenencias de la persona, pude ver que había unas fotos. Primero cogí una en la que aparecían dos niños, de más o menos 11 años, uno era delgadito con ojos verdes y el otro era gordito y con ojos marrones, al fijarme mejor me di cuenta de quienes era: Adam y Sam. Que monos!!! Están muy cambiados, sobre todo Sam, antes era una bola y ahora esta como un queso. ¿A Natalie le gustaba Sam desde entonces? Es algo que se lo preguntaría nada más verla en el colegio. Luego cogí otra foto con en la que estaban Adam y sus padres, la foto se había hecho en la sala de estar de los Bennet, estaba sonriendo y felices como una familia normal. Y por último atrapé la quedaba, en esta estaba Adam y Sam rodeados de un montón de chicas, seguramente las de su club de fans. Inconscientemente me dio un poco de envidia, yo también quería tener una foto con él. Al dejar la última foto estaba claro de quien era la habitación, la de Adam. Quería ver más, pero no está bien fisgonear una habitación sin permiso, además se estarían preguntando donde estaría.
En aquel tiempo me di la vuelta para salir silenciosamente de allí. Pero al darme la vuelta me encontré con alguien.
-¿Qué haces en mi habitación?
-Me perdí.
- Claro y por eso estabas fisgoneando mis cosas.
- No, me confundí, entre sin querer y… bueno me entro curiosidad.
- Curiosidad-Exclamo confuso.
-Sí, es la primera vez que veo la habitación de alguien de mi edad- Es cutre lo se…- No quiera ser cotilla, lo siento- La disculpa me costó mucho decirla.
Me dirigí a la puerta para marcharme, pero él me cogió del codo, me gire y nos quedamos uno frente al otro.
-¿Nunca habías estado en la habitación de ningún chico antes?- Lo de chico lo remarco muy bien.
- Sin contar la de Stan, no he estado en la habitación de ningún chico y tampoco de ninguna chica.
-Mi habitación es la primera que ves- Dijo sonriente.
-Sí, pero no era mi intención verla.
-Vale, tranquila no le diré a nadie que has estado aquí. Ni a tu "hermano" ¿Sabes la historia que tienes con el cada vez la entiendo menos. - Otra vez con Stan… que pesadito.
-No tenemos ninguna historia- Esto me consto muchísimo decirlo- Además tiene novia, es de su edad, guapa, simpática, y lo importante la considera una mujer… no como a mí- Esto último sobraba… Cassidy tonta.
- Es fácil superarte-Dijo. Yo le miré con cara de gracias por el consuelo, majo.- Pero… -Me cogió un mechón del pelo y me lo puso detrás de la oreja- Yo te veo como una mujer, un poco irritante, pero una mujer.
- No sé si es un insulto o un alago, pero gracias.
-Viniendo me mi un alago.-Sonrió- Y otra cosa, no te pongas triste por el que no sabe valorar lo que tiene.
Dulce o Antipático , tío decídete!!.
-Sera mejor que vayamos bajando-Dijo y yo asentí.
Cuando me di la vuelta para ir hacia la puerta, mi estúpido tacón se enrosco con la moqueta. Mi tobillo se enrosco también y como no perdí el equilibrio y me caí. ¿Porque será tan torpe en el momento menos adecuado? Si me darían un centavo por cada caída ahora sería rica.
En el suelo, Adam me miro y rio como nunca.
-¿Cómo puedes ser tan torpe? No lo entiendo.
- No hace gracia- Dije malhumorada.
El hizo caso unísono de lo que había dicho, y sin ayudarme empezó a dirigirse a la puerta para marcharse y dejarme sola ahí. Antes de que diera un paso más, le hice la zancadilla con mi brazo para que se cayera. Era una respuesta a su huida, significaba: no me vas a dejar aquí.
Adam cayó al suelo de madera como una roca pesada. En el suelo me miro y dijo:
-Eh, eso no vale.
-Me parece que si-Dije yo riéndome como él lo había hecho hace uno instantes.
Él se sentó en el suelo enfrente de mí.
-Eres dura de pelar, e?
- Pues sí y no sabes cuánto.
-Me encanta-Dijo sonriendo pícaramente.
- Te gusta algo de mi… eso es un poco contradictorio. Se supone que te caigo mal
- Yo nunca he dicho que me cayeras mal, aunque lo diera a entender.
-Cada día te entiendo menos-Dije con un suspiro.
-Yo a veces tampoco me entiendo, pero sé que es lo mejor para los dos.
-Pero como…-Me detuvo poniendo su dedo índice en mis labios.
-Déjalo, vale- Su dedo todavía estaba en mis labios, entonces empezó a acariciar mi labios, primero el superior y más tarde el inferior. Yo no dije nada, solo me dejaba.
Mientras acariciaba mi labio, oí como él decía: me encantaría probarlos. O eso es lo que creo que oí yo, así que instintivamente me acerque a él. Él no se alejó, eso era buena señal, nos quedamos frente a frente. El quito su dedo de mis labios, y puso su mano sobre mi cintura para acercarme más a él. Ahora estábamos cerca, muy cerca. Nos íbamos a besar…
Después de todas las cosas que hemos pasado, por fin lo consigo.
Rodé su cuello con mis brazos, el me acerco más a él. Nuestros labios se rozaron, note su piel ardiendo sobre la mía, su dulce respiración sobre mi rostro. Íbamos juntar más nuestros labios cuando.
-Chicos-La voz de Stan sonó en toda la habitación.
Los dos nos apartamos rápidamente. Stan estaba en puerta observándolo todo, los colores subieron a mi cara en unos instantes.
-Os están esperando-Dijo Stan, estaba enfadado.
Nos levantamos del suelo. Adam y Stan volvieron a mirarse, y paso exactamente lo que había pasado cuando se habían conocido; ambiente cargado y hormonas masculinas por todas partes.
-Cassidy, ve bajando-Dijo Stan.
Sin rechistar, salí del cuarto y baje las escaleras para encontrarme con los padres. Allí solo pude contestar: ahora bajan a los demás.

Habitación de Adam
-No te acerque a ella-Exclamo Stan nada más irse Cassidy.
-No puedo evitarlo-Dijo Adam, como disculpándose.
- Se lo que sientes, pero hasta que no estés preparado no puedes acercarte a ella, podrías… bueno ya sabes.
-Lo sé, y te juro que no lo hago aposta. No puedo evitarlo, además ella no me pone las cosas fáciles, me porto fatal y ella sigue. Es un cielo… no me lo merezco.
-Cassidy es así, siempre ve lo bueno de los demás.
-Te pronto que me alejare todo lo posible- dijo Adam muy convencido.
-Quiero lo mejor para ella, y creo que esto es lo mejor. Hasta que se calmen las cosas y te prepares aléjate . Es duro, yo también lo he pasado- Stan puso su mano sobre el hombro de Adam en símbolo de consuelo- Cassidy ha sufrido mucho por mi culpa, no se merece más dolor. Ve poco a poco. Pero primero ya sabes…
-Me alejare, me preparare y cuando esté listo la hare la mujer más feliz del mundo.
-Sabes que no están fácil, verdad? Puede pasar incluso hasta años, puede que ella no te espere.
-Lo sé, pero me espere o no quiero hacerlo, porque la quiero.
Entonces lo dos salieron del cuarto, bajaron las escaleras y se encontraron con los demás en el salón de estar. Adam intento no mirar a Cassidy. Todo esto lo hacía por ella, hasta que no estará listo para a saber que no podría estar con ella. Y Stan también está metido en este gran secreto… ¿la cosa podría ir mejor?
¡Feliz Navidad Cassidy!


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